Cuando hablamos de seguridad e higiene en el laboratorio, nos referimos a un conjunto de medidas para salvaguardar la salud frente a los posibles peligros o riesgos que se producen en este entorno.
Según la definición de riesgo, hablamos de la combinación de probabilidad de que se produzca un evento y sus consecuencias negativas. Por lo que, para determinar unas normas de seguridad, deberemos emplearnos antes en realizar un análisis de estos peligros asociados al entorno donde nos encontramos y de la actividad a desempeñar.
En el ámbito del laboratorio podríamos englobar las contingencias en tres grandes grupos:
RIESGOS BIOLÓGICOS
Son aquellos por los que la salud de las personas puede quedar afectada debido a los organismos (virus, bacterias, hongos…).
RIESGOS QUÍMICOS
En este caso son los agentes químicos o reactivos y su manipulación los que implican algunos peligros tales como la corrosión, radiación, toxicidad, inflamabilidad …
RIESGOS FÍSICOS
Calor o frío extremo, ruido, vibraciones.
Por ejemplo, los laboratorios de química, en los que se trabaja con reactivos y elementos químicos, el peligro por toxicidad, inhalación, incendio o explosión, obligan a tener una normativa concreta para evitar accidentes de esta índole. En esta normativa podremos encontrar la obligatoriedad de:
- – Almacenar los reactivos en un lugar seguro, como lo son los armarios de seguridad
- – La correcta identificación y orden de estos productos
- – Contar con espacios específicos para la manipulación de los productos, como las campanas de extracción
- – Uso de material de protección individual, que deberá utilizarse en cada proceso
Sin embargo, en un laboratorio biológico, encontraremos normas más enfocadas a evitar la contaminación con patógenos.
Si nos centramos en las normas de higiene del laboratorio, dependiendo de los estudios que allí se realicen y la tipología de este, las condiciones de limpieza serán más o menos exhaustivas y requerirán productos específicos para poder llevarla a cabo.
Por ejemplo, en el caso de los desinfectantes de laboratorio, existe un extenso rango y deberá escogerse el producto en función del tipo de residuos que generen los experimentos que allí se realicen. Si se experimenta o trabaja con muestras biológicas, el desinfectante será específico para eliminar este tipo de contaminación.
Hay que remarcar, que estos procedimientos de higiene son de suma importancia en este ámbito, ya que de ellos dependerá en gran medida, la fidelidad de los resultados del laboratorio.
Si bien es cierto que existen diferentes tipos de laboratorio con medidas de seguridad muy concretas, hay un amplio rango de las mismas, que son transversales en todos, sin excepción. Veamos algunas de las normas transversales de seguridad e higiene :
- – Uso de bata
- – Higiene de manos al entrar y salir del laboratorio
- – Prohibición de comer, beber o fumar
- – Uso del equipamiento de protección requerido para la tarea a desarrollar (gafas de protección, guantes, pantalla facial)
- – El usuario debe conocer la localización de los equipos extintores, duchas de emergencia y lavaojos
En esta lista, encontramos la obligatoriedad de utilizar algunos elementos de protección, estos son ampliamente conocidos como EPI (equipos de protección individual), pero a pesar de tratarse de normas transversales, vamos a ver algunas diferencias.
Si entramos en profundidad a ver estas normas, empezando por el uso de la bata, probablemente pronto deduzcamos que esta pieza de vestuario puede tener algunos requerimientos especiales dependiendo del laboratorio en el que se trabaje. Algunos ejemplos de ello podrían ser el tipo de botón, si los puños deben ser ajustados, si el cierre debe ir en la parte delantera o trasera o incluso la composición del material. Estos requerimientos más específicos también los podremos encontrar en algunas de las normas transversales.
Ya que en un entorno donde se trabaje con microorganismos y patógenos necesitaremos unos equipos de protección más complejos, tales como buzos, en lugar de batas; pantallas en lugar de gafas de protección sencillas; guantes con unas especificaciones más concretas e incluso mascarillas.
Debemos remarcar también que el equipamiento y los dispositivos de los que disponga un laboratorio también pueden influir o hacer incrementar el número de dispositivos EPI, que también deberá incorporar para proteger a los usuarios.
Si en un laboratorio se trabaja con gases criogénicos, este deberá disponer de guantes y otros elementos de protección al frío. Si además se cuenta con una autoclave, no podrán faltar unos guantes termo protectores adecuados. Si el laboratorio dispone de dispositivos o elementos que emitan radiación, deberán estar señalizados y, en la mayoría de los casos, almacenados en un lugar seguro o en una dependencia distinta para minimizar al máximo la exposición. Además, deberá disponer de equipos de protección cuando se va a hacer uso de estos equipamientos o materiales.
Por lo tanto, para determinar los elementos de protección necesarios también deberemos recurrir al análisis de riesgos.
Así pues, podemos concluir que precisaremos de unas normas de higiene y seguridad pensadas para cada tipología de laboratorio, y basadas en los peligros o riesgos que nos encontraremos en cada ámbito. Estas normas incluirán una serie de obligaciones para evitar accidentes y conseguir un correcto y óptimo uso de las instalaciones.
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